SHŌEN

A veces me paro a observar la vida, como si se tratase de una obra de arte. En los pequeños detalles encuentro sus matices, como en las obras de arte que trascienden y siguen haciéndonos vibrar con el paso de los años. Porque ese es el verdadero poder del arte: emocionar.
El arte es una vibración, una emoción que nace, es una corriente que fluye y recorre mi cuerpo, como un rayo cargado de electricidad que dirige mis manos hacia el lienzo en blanco para crear una nueva realidad.


Y fue la pintura que empleó Uemura Shōen para romper fronteras la que me hizo comprender la verdadera receta de la vida: fluir a través de lo que nos emociona, lo que nos motiva, lo que nos hace felices.

Brillar con nuestra propia luz, pintar la vida de colores y dejar nuestra huella en el mundo a través de nuestra capacidad de crear.

ESE

ES

MI

IKIGAI,

MI

RAZÓN

DE

SER,

MI

MANERA

DE

SER

FELIZ.

Porque el arte nos hace libres. El arte sana, emociona, sobrevive y traspasa todas las fronteras. 

Y yo quiero seguir pintando la vida.

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